Salamanca, 23 de junio de 2020
Queridos alumn@s de 4º:
Hoy
me toca a mí hacer los deberes y escribir uno de esos tipos de textos que estudiamos
en clase: la carta; en esta ocasión, mi carta de despedida.
Algunos
ya sabéis que este ha sido mi último curso en Nava del Rey. En el mes de mayo
se me comunicó que había conseguido una plaza de maestra en un colegio de
Salamanca, muy cerquita de mi casa. Estoy muy contenta por ello porque, por
fin, llegaré pronto a comer y comeré con mis hijas y mi marido, no tendré que
madrugar y tampoco tendré que conducir. Al mismo tiempo, me siento triste
porque tengo que dejar atrás una etapa muy bonita de mi vida, en vuestro pueblo,
donde he conocido a muy buenos compañeros y a muchos niños, como vosotros, de
los que me llevo un grato recuerdo.
Aunque
las circunstancias de este curso no hayan sido las más propicias, me alegro de
haber sido vuestra “profe” y haber podido contribuir a que alguno de vosotros
viniera más contento al colegio o se sintiera más seguro de sus capacidades.
No
hace falta que os diga que me ha encantado estar con vosotros; todas las
mañanas me levantaba con ganas de ir al cole porque sabía que allí estaba ese
grupo de 4º, tan numeroso y tan hablador, pero a la vez, trabajador y
obediente, con buen comportamiento y que siempre sacaba una sonrisa de mí,
incluso en aquellos momentos en que tocaba reñir.
Espero
que, en el futuro, sigáis siendo tan buenas personas y que vuestras sonrisas
sigan dibujadas en vuestra cara. Recordad siempre que todos y cada uno de vosotros tenéis algo
especial y que el esfuerzo y el trabajo diario, pueden conseguir
mucho más que una gran inteligencia. Seguir trabajando, estar seguros de
vuestras capacidades y pedir ayuda siempre que lo necesitéis.
No
quiero marcharme sin escribiros unas líneas a cada uno de vosotros.
Es
imposible que pueda olvidarme de JOSÉ LUIS, uno de los más traviesos de la
clase y uno de mis preferidos para regañar porque me encantaba ver tu carita de
no haber roto un plato mientras aguantabas mi bronca, pero enseguida me
desarmabas y me arrancabas una sonrisa. Tienes que madurar un poquito y hacerle
entender a tu cabeza que, sin esfuerzo, no hay recompensa.
Y
¿qué decir de mi ALBERTO? Ese hombretón que parece que se va a comer el
mundo, pero luego es tan infantil que te dan ganas de comértelo. Este curso te
has portado fenomenal, pero si consiguieras el próximo curso centrarte un poco
más y ser más “limpito” con tus cuadernos, ya sería la bomba y, de esa manera
podrías atraer a todas las nenas que quisieras, ¿ya me entiendes por qué digo
esto último?
LAURITA ¿andas por ahí? Eres uno de los
trocitos de cielo que hay en la clase. Quietecita en tu sitio, trabajando como
una hormiguita y siempre de buen talante conmigo. Sigue así, preciosa. Seguro
que esa diadema, con orejas de gatita, tiene algo que ver en tus buenos
resultados.
Ahora
le toca el turno a CAMILA. En clase parecías una damita de la
alta sociedad, una señorita en pequeño con tus buenos modales y tu buena
educación. Confía siempre en tus capacidades y no vuelvas a decir: “-Es que a
mí no se me da bien esto…”. Cuando pienses que algo puede ser difícil, dedícale
más tiempo y pide ayuda. Piensa siempre en positivo.
Vamos
con la señorita JULIA.
¡No eres tan seria como yo creía! Durante este curso te he visto reír muchas
veces porque, por si no lo sabías, te he estado vigilando. En tu trabajo en el
colegio has sido una niña supertrabajadora, superresponsable y
superperfeccionista. Seguro que con estos antecedentes te convertirás en una
superbuenapersona.
MARIANO, ¡no me olvido de ti! Otro
hombretón que ha trabajado muy bien este curso. Has intentando hacer las tareas
tú solo y me has alegrado la vista con esa creatividad y buen gusto que plasmas
en tus producciones artísticas. Esa sensibilidad y ese buen gusto te harán
llegar muy lejos.
Por
fin, llego a ti, SALOA. Eres como una madrecita en pequeño, intentando ayudar
a todos tus compañeros y siempre dispuesta a agradar a los profes. Trabaja a
diario y conseguirás que todos estemos orgullosos de ti. Tu esfuerzo final ha
traído consecuencias positivas para tus notas. Continúa así.
¡A
por SAMUEL!
Ese rabo de lagartija al que, en alguna ocasión, pensé ponerle pegamento en la
silla para que se estuviera quieto. También de ti podemos decir cosas buenas:
alto, rubio, con buen tipo, bien vestido… Eso no es lo fundamental ¿verdad? Lo
que hay que valorar es tu esfuerzo por conseguir mejorar en el aprendizaje.
Siempre te decía: “-Tú puedes sacar más nota” y sigo convencida de ello, solo
te falta madurar un poquito.
También
estará por ahí la señorita CARLA. Ya
estarás pensando: “-Madre mía ¿qué dirá de mi la profe?” Pues solamente puedo
decir la verdad y nada más que la verdad: que me diste algo de guerra a
comienzos de curso, pero que luego ha sido una delicia trabajar contigo. ¿Qué
es lo que más me gusta de ti? Tu sonrisa, así que cuando volvamos a vernos,
quiero que me dediques una. Por favor, no te desanimes y sigue esforzándote.
Es
el turno de ALEJANDRO,
el prototipo de niño obediente y educado, que se porta bien en clase, pero que
se transforma por completo cuando oye la palabra “fútbol”. No sé si es buena
idea que te tomes tan en serio las tareas del colegio como el fútbol porque
arrasarías con todo y todos los sobresalientes serían para ti. Lo dejo a tu
elección.
Llegados
a este punto, toca hablar de ALMA. Quizás de ti tendría que decir las cosas
malas porque terminaría mucho antes que diciendo las buenas, donde la lista es
inmensa. Las palabras que me vienen a la mente cuando pienso en ti son: “Alma
es un encanto”. Continúa siendo la niña buena que siempre has sido.
¡Uy,
uy, uy! ¡Qué le toca el turno a ÁLVARO! Parecía un chico serio, pero de eso
nada; yo he descubierto su “lado oscuro”: le encanta bromear. Cómo nos hemos
divertido contigo cuando nos contabas tus opiniones o experiencias. Hay dos
palabras que te definen: “buen chico”. No te desvíes de ese camino.
ZAREK ya estará pensando: “-Me he
librado, de mí ya no dice nada.”. De eso nada, monada.
Siempre
has sido un niño muy sensible, con buen corazón y bastante trabajador, aunque
alguna vez me hubiera gustado pisar tu botón del acelerador para que trabajaras
más rápido y no lo hice porque sabía que en casa hay alguien que lo hacía por
mí (y no digo el nombre, que luego todo se sabe).
Llegamos
a una señorita con gafas, cuyo nombre empieza por E y a la que le gusta mucho
hablar. ¿No me digáis que no sabéis de quién hablo? Es una adivinanza fácil:
miss EDURNE.
En
ti se cumple al cien por cien el refrán: “Lo bueno viene en frasco pequeño”. En
tu personita hay grandes y buenas cualidades; solo tienes que ir dejando que
vayan creciendo a medida que tu cuerpo también lo hace.
Por
ahí veo una florecita que se ha ido abriendo poco a poco a lo largo de este
curso hasta mostrarnos a todos, la gran personita que hay en su interior. Su
nombre es SELENA.
Con tu discreción y sensatez has conseguido brillar con luz propia. No solo en
los frascos pequeños se encuentra lo bueno.
Voy
a decirle algo al otro rubio del grupo. Lo mejor de mi DANIEL es que no pierde la
sonrisa y nunca se desanima, siempre vuelve a remontar el vuelo y lo intenta
una y otra vez. Una muy buena cualidad que desde casa tenéis que fomentar y
ayudarle todo lo que podáis porque Daniel ¡se lo merece!
Las
siguientes palabras son para AMARA. Ya sé que te gusta pasar desapercibida,
pero este curso no te he dejado hacerlo; siempre estaba yo ahí para
bombardearte a preguntas y hacerte hablar. Confía más en ti y créete las
siguientes palabras que se decían en un programa de televisión: “Tú, sí que
vales”.
Vamos
con el camarada ANDY. Me has demostrado durante estos meses que
eres capaz de trabajar tú solo y hacerlo al mismo ritmo que tus compañeros.
Sigue por ese camino cuando estés en quinto curso. Los profes estamos ahí para
ayudar, recuérdalo.
Tendré
que decir también alguna cosilla sobre ELENA. Otra damisela de buenos modales y
gustos refinados que sabe aceptar muy bien las críticas y ha aprendido a pedir
ayuda cuando lo necesitaba. Los pequeños pasos que des cada día, contribuirán a
que llegues a la meta. Sigue trabajando y no te desanimes. Adiós “Maripili”
(¿recuerdas cuando te llamaba así en clase?)
Aparece
por aquí mister EDUARDO,
todo un caballero andante, pero no muy galante con las damas (aunque eso ya
llegará). Bajo tu aspecto de niño frágil y tímido, se esconde un Eduardo
bromista, conversador y conocedor de muchas anécdotas relacionadas con el mundo
que nos rodea. Solo te quedaba escribir bien y, lo que no hemos podido
conseguir en el colegio, lo han conseguido el confinamiento y tu madre. Un
¡hurra! por Eduardo.
Ya
pocos faltan. Por ejemplo, ÁNGELA, una cabecita muy bien amueblada, con
unos enormes ojos que todo lo quieren ver y un interés infinito por lo que le
rodea. Eres una nueva especie de rabo de lagartija intelectual, que no deja
descansar a su cabeza y siempre pide más. Todas esas inquietudes que muestras
serán tu herramienta para conseguir lo que te propongas.
¡Cómo
no acordarme de mis chicos internacionales! LOREDANA, MARÍA, DENISA, LAURA, COSTI Y ALEX.
Menos mal que llegasteis vosotros para darle algo de “vidilla” al grupo porque,
de otra manera, el curso hubiera sido un aburrimiento. Seguid yendo al cole
siempre que podáis y demostrar a todo el mundo lo que valéis.
Como
veis, no me he olvidado de ninguno. Bueno, sí, faltan unas personas
superimportantes a las que también quiero dedicar unas palabras: VUESTROS PADRES.
Os agradezco infinito vuestro trabajo durante estos meses. Sin vuestra ayuda,
no hubiéramos sido capaces de llegar hasta aquí. Tenéis unos hijos estupendos,
cuidar de ellos y “educarles en la felicidad” porque estoy convencida de que se
pueden lograr más cosas desde el amor que desde el castigo.
Con
mis mejores deseos para todos.
¡HASTA
PRONTO!